martes, 13 de febrero de 2007

Red pública hospitalaria:más selectiva que compasiva




Red pública hospitalaria: más selectiva que compasiva



Escrito por Paola Vargas Rendón
24.11.2006

Los hospitales públicos -que alguna vez fueron el mayor símbolo humanitario y orgullo, de una población-, son ahora los principales escenarios de drama que puede vivir una sociedad.

“Primero pague y después será atendido”, parece ser la nueva consigna de la salud pública. Impedir el ingreso de todo el que no sea rentable es el denominador común en los hospitales públicos de Medellín.
Esperanza es una estudiante de último semestre de medicina. Su historia confirma que el sistema general de seguridad social en salud en nuestro país reducía a toda persona a ser “un afiliado más del sistema”.
El domingo dos de enero de 2005, sola en su casa y con 29 semanas de embarazo, sintió un malestar que definió como un cuadro de escalofríos y fiebre subjetiva. Se fue al servicio de urgencias de una clínica privada, en el centro de la ciudad, donde le correspondía recibir la atención a cargo de su EPS (Empresa Promotora de Salud).
Mientras le confirmaban sus datos, esperó 20 minutos de intenso dolor, para recibir una respuesta que la dejaría más perpleja que el mismo malestar que sentía. A Esperanza le informan que no la pueden atender porque en el sistema aparece en deuda con la entidad aseguradora, por no haber hecho el último pago.

Sin esperanzas
Las explicaciones de Esperanza no sirvieron. Ella trataba de advertir que aún no se iniciaba el primer día hábil de pago, que sería el tres de enero, lunes. La única respuesta que recibió fue que debía consultar en un hospital público estatal, si quería que la atendieran por urgencias.
Hay que advertir que la ley y la Constitución de Colombia consignan la prioridad de atender a mujeres embarazadas, como emergencia médica.
Esperanza pide ser atendida como paciente particular en la misma clínica, pero un funcionario le advierte que para poder recibir cuidados médicos debe depositar dos millones de pesos.
Después de dos horas durante las cuales sus dolores no desaparecen, decide ir a un hospital público estatal de segundo nivel. Luego de verificar el problema con la EPS, la institución decidió recibirla como paciente particular, informándole, por supuesto, que a primera hora deberá cancelar la deuda con su EPS, para que esta le cubriera los gastos hospitalarios.
Esperanza ingresa y comienza su trabajo de parto, mientras una funcionaria le recuerda que debe llenar unos formularios. A las seis y 45 minutos de la tarde del domingo 2 de enero da a luz a un bebe de sexo femenino, con 29 semanas de gestación.

Cuidados intensivos
Los médicos informan que la bebe necesita reanimación y Unidad de cuidados intencivos neonatal(UCIN), pero surge otro inconveniente: la funcionaria recuerda que aún la menor no está afiliada al sistema, por ello la EPS no cubre sus gastos de incubadora.
Esperanza, con sus conocimientos médicos, propone una alternativa: la bebé es, por derecho, beneficiaria de su abuelo. Esperanza es trasladada a la sala de recuperación y la recién nacida a la UCIN, con diagnóstico de enfermedad de membrana Hialina.
El miércoles cinco de enero la bebé se complicó y, a las 3 y 30 de la tarde, muere. Después de permanecer tres días en la UCIN. Ese mismo día, la madre recibió la cuenta de un millón veintinueve mil pesos, más seis millones de pesos, por la atención de la niña.
La madre no contaba con la cantidad completa y dejó un pequeño deposito a condición de dejar a su hija en la morgue del hospital para, una vez cancelara la deuda, poder recibir su cuerpo.
Esperanza salió del hospital el cinco de enero a las ocho de la noche. Al día siguiente va a la EPS donde le informan que el cubrimiento del pago solo se efectúa 72 horas después de cancelar la última cotización y por eso ella debía cubrir la deuda particularmente.
Su drama se convierte en paradoja. Una vez recupera el cuerpo de su hijita se cuestiona los principios éticos de su profesión, la misma que le negó el servicio a tiempo y piensa que eso no fue lo que aprendió en la academia, donde primero era el paciente y no la rentabilidad. Pareciera que los médicos olvidaron lo que alguna vez juraron en nombre de Hipócrates.

El problema
Para Juan Ignacio Sarmiento, docente de la Universidad de Antioquia y gestor de la veeduría ciudadana, el problema se centra en el aspecto administrativo y económico.
Según investigaciones de la veeduría ciudadana, en los hospitales de Medellín la clasificación del paciente no la hace el médico. Se pudo comprobar que existen lugares donde las encuestas y clasificación las hacen el portero o la recepcionista. “Es personal que no está capacitado ni sabe de medicina, como para hacer este control de entrada”, explica Juan Ignacio Sarmiento.
Giovanni Alberto Vargas, abogado especialista en salud del Consultorio de Seguridad Integral, hace un símil frente a este problema afirmando que “estos funcionarios son como los semidioses a las puertas del Olimpo, que permiten o no la entrada de los míseros humanos al sistema”.
Vargas cree, firmemente, que nuestro sistema es igualitario: “Para mi, es un sistema perfecto. Está haciendo, para mi, algo que hizo siglos de violencia aquí en Colombia y es confundirnos a todos, desunirnos. Por lo menos en la guerra se forman cuadrillas. En la salud la gente anda, cada cual, por su lado, defendiéndose como mejor puede”.
La explicación del abogado continúa: “y digo que es perfecto porque es democrático. Es el más democrático que yo conozco: aquí le niegan el servicio a todo el mundo sea blanco, negro, profesional, analfabeta. A todos nos niegan por igual”.

Ley 100
Después de trece años de aprobada la ley 100, es claro para congresistas, gobierno y, especialmente, usuarios del sistema de salud que muchas cosas no marchan como debieran.
El listado de medicamentos –vademécum- se ha reducido de 1.700 a 800. En esta decisión el médico entra como protagonista en lo que llaman técnicamente “amordazamiento médico”, pues el profesional no puede formular ciertos medicamentos, y si los prescribe corre el riesgo de perder su empleo.
Juan David Castro Gómez, médico general de la Clínica de la Bolivariana, afirma que en medicina sí existe una ética médica pero hay algo fundamental: “más que hacerle el bien al paciente, es no hacerle nunca daño”. Admite que La salud se convirtió en un paquete de servicios que se vende, y cada vez busca ser más atractivo para el mercado.

Vigilancia y control

Desde el Departamento de Vigilancia y Control de Antioquia se hace un seguimiento cada vez más profundo a la red pública hospitalaria, afirma el médico Héctor Jaime Garro Yépez, director de Salud Pública de Antioquia y de vigilancia y control del sistema general de seguridad social de salud encargado.
“Tenemos una normatividad vigente que nos permite hacer procesos de inspección vigilancia y si corresponde el control y la aplicación de medidas sanitarias de seguridad para salvaguardar el bienestar de la población, actuamos como policías de la salud”, comenta Garro Yépez.
Garro Yépez menciona que la normatividad que estaba vigente hasta este año era el decreto 2309 y la resolución 1439, pero fueron modificadas por el decreto 1011, estableciéndose unas condiciones diferentes en términos fundamentales la una de la otra, pues en la 2309 y 1439, el componente de acreditación era voluntario, en estos momentos a partir de la 1011 se establece un plan para el mejoramiento de la calidad con miras a la acreditación obligatoria para las instituciones.
Existe otro proceso que va más allá de verificar estándares y consiste en entregar un certificado en la Dirección Seccional donde se faculta para ofrecer los servicios.
“Como se dice de manera coloquial, se peinan y se ponen muy bonitos para la foto, pero después no queda nada”, añade Garro, quien menciona algunos casos en los que instituciones alquilan los equipos durante la visita. Por ello se hacen visitas sorpresa de inspección y vigilancia, sobre todo en las noches, cuando más falla el sistema.

Regulación
Gladis Rendón Castrillón, auditora Regional de Ancón Sur –zona sur del Valle del Aburrá-, comenta que desde esta seccional se regula a los pacientes del régimen vinculado. Las remisiones que llegan hasta donde esta auditora son revisadas y clasificadas como las que son prioritarias y las que no.
El proceso de remisión se demora de acuerdo a la oportunidad de citas que tenga el hospital, cuando no es urgencia el trámite puede demorar dos meses a consecuencia de escaso personal médico especializado o por mal diligenciamiento de los documentos.
El último proyecto en el que trabaja el departamento es el diseño de un software que sistematice todos los datos y que conectará a la red y permitirá asignar más fácil las citas médicas, evitando confusiones y pérdidas de papelería.



Sin tutela no hay salud
Pedro Puerta es un usuario del régimen subsidiado nivel 2 (Sisben). En promedio cuenta más de diez tutelas entre las que ha puesto para él, su esposa y sus vecinos de la comunidad del corregimiento de San Antonio de Prado, como coordinador del comité integral de salud.
Su compañera sufre de fuertes dolores de espalda, diagnosticada como “espalda fallida”, y para que se hiciera efectivo su tratamiento Pedro recurrió nuevamente a la tutela y aunque reconoce la rapidez de Cafesalud Régimen Subsidiado, para el proceso de su compañera, menciona que si esta cumple no pasa lo mismo con otros como el seguro Social.
“Para la red de Medellín, la cobertura universal es un carné o una hojita”, comenta Pedro Puerta.
Clara Elena Uribe Ángel, personera Delegada de atención al usuario, de la Personería de Medellín, dice que las tutelas en salud son las más frecuentes y entre estas las más comunes buscan procedimientos y medicamentos que están por fuera del Plan Obligatorio de Salud(POS), periodos mínimos de cotización, exoneración de copagos frente a enfermedad catastrófica o de alto costo.
La personera hace el recuento de las 14.173 tutelas -al 30 de septiembre de 2006-, y recuerda que para instaurar una acción de tutela lo más importante es la negativa del servicio expedida por la EPS o ARS y aclara, además, que la negativa no procede para el pago de sumas de dinero.

Sirve, no sirve
El código de medica ética poco se cumple, la cedula de ciudadanía pareciera ser un carné de EPS y quien lo porte cuenta con el pasaporte directo a la salud; y los funcionarios públicos en la figura de celador, secretaría, promotor social y auditor, se están alejando cada vez más de ser facilitadotes del sistema para el paciente.
Ya es hora que cuando se entre a un hospital éste deje de comportarse como el prestador privado y de tratar más a las personas como sujetos de atención que puedan cancelar una factura posteriormente, y no como ciudadanos que tienen derecho a ser protegidos.
Pero, mientras termina esta historia, en algún hospital de Medellín hay un drama en desarrollo y una esperanza de que cambie.


Tutelas por instituciones enero - septiembre 2006

TOTAL: 14.173